Durante los primeros meses de vida, el bebé necesita, sobre todo, estímulos para sus cinco sentidos: tacto, oído, vista, olfato e incluso el gusto. Hay muchos juegos de estimulación que los padres podemos hacer con nuestro hijo en esta etapa. Eso sí, si vemos que nuestro pequeño se cansa o llora, es mejor dejarlo para otro momento.
Juegos para el bebé: en brazos de mamá
El principal juguete del bebé son sus padres y en los primeros meses y siempre que sea posible, especialmente su madre. Estar en brazos de mamá y papá, escuchar su voz, reconocer su olor, recibir sus mimos y arrumacos… son juegos de estimulación que despiertan la curiosidad del bebé por el mundo.
No tengas miedo de tener a tu bebé en brazos demasiado tiempo: nunca es suficiente. Mecerle suavemente, acariciarle, darle el pecho, ofrecerle tu dedo para que lo sujete con su manita son algunas de las actividades que estimulan las sensaciones táctiles del bebé.
Cantarle suavemente, reírte cerca de él, hablarle y contarle lo que tiene alrededor o lo que van a hacer a continuación sirve para desarrollar el oído y la inteligencia del recién nacido y ayuda a los padres a fortalecer el vínculo con él.
Sonríele y hazle gestos graciosos mientras le tienes en brazos, con tu rostro cerca del suyo, a unos 25 ó 30 centímetros: es la distancia a la que mejor pueden ver hasta que cumplen tres meses, ya que antes no enfocan la vista.
En la cuna
En los primeros meses de vida, los bebés pasan muchas horas en la cuna. La mayoría de los recién nacidos pasan entre 16 y 17 horas al día durmiendo, y poco a poco van aumentando su tiempo de vigilia.
Los móviles de cuna les entretienen y les proporcionan estímulos visuales y auditivos. Los muñecos blanditos y los peluches estimulan su sentido del tacto, así como los gimnasios de cuna, que emiten sonidos cuando el bebé les da pataditas y les ayudan a empezar a descubrir las relaciones de causa-efecto.
Cámbiale los juguetes de cuna de vez en cuando, para que siga descubriendo nuevos estímulos. Hasta los tres o cuatro meses, los niños no son capaces de fijarse en los objetos, pero sí perciben el movimiento, las formas y los colores.
Tumbados boca abajo
La postura adecuada para que el bebé duerma es boca arriba, ya que se ha demostrado que esta posición previene la muerte súbita del lactante. Sin embargo, los bebés necesitan cambiar de postura a diario para prevenir deformaciones de su cabecita y mejorar su tono muscular.
Por eso es tan importante colocar al bebé boca abajo varias veces a diario. Les ayuda a conseguir una buena extensión de la columna y es la fase previa imprescindible para que más adelante puedan darse la vuelta o gatear. A partir de los cuatro o seis meses, nuestro pequeño tendrá la fuerza suficiente para sujetar un pequeño sonajero o un juguetito. Pon a tu bebé boca abajo, con juguetes y objetos de colores y que hagan sonidos que llamen su atención. Se fijará en ellos e intentará cogerlos.
Túmbate con él en el suelo o en la cama, al alcance de su vista y a su altura, y hazle mimos y cariñitos. El cucú-tras, mostrarle un juguete y cubrirlo con una tela o un cojín y volver a mostrárselo, hacer rodar un juguete sonoro para que lo siga con la vista o mover un sonajero cerca de su cabecita para que la gire en esa dirección son otras actividades que puedes hacer con él en el suelo desde muy pequeño y que despertarán su curiosidad.
En el baño
El baño es un ritual fantástico previo al sueño, ya que les relaja y les divierte. Sentir el agua sobre su piel, seguros en manos de mamá o papá, el aroma del jabón y la crema, el sonido del agua al chapotear, observar la espuma o los juguetes que flotan e intentar atraparlos es todo un festival para los sentidos de los bebés, también en los primeros meses de vida.
No es necesario que el baño sea muy largo, ni siquiera que sea diario si nuestro hijo no disfruta en exceso en el agua, pero pronto se convertirá en uno sus momentos favoritos del día, y más si acompañamos el ratito en la bañera con un masaje relajante antes o después del baño.
De paseo
Los niños necesitan tomar el sol a diario para sintetizar la vitamina D, imprescindible para la correcta asimilación del calcio y para que este mineral se deposite en sus huesos. Pero además, al pasear en su carrito o en una mochila el bebé percibe otros sonidos, olores y colores, siente variaciones de temperatura y nos escucha en una situación diferente de la habitual. Se mueve de una forma diferente, se balancea…
Siempre que sea posible, saca a tu bebé a la calle y, si ya es capaz de mantenerse sentado y el tiempo lo permite, deja que experimente en el parque con las texturas de la arena, las hojas o las plantitas y disfrute en los columpios adaptados para bebés.
En la mesa
El principal alimento de los bebés en el primer semestre de vida es la leche materna. Pero a partir de los 5 ó 6 meses comienzan a probar otros alimentos para acostumbrarse a nuevos sabores.
Permite que tu bebé toque la comida con las manos y se la lleve a la boca, que experimente y se divierta con los alimentos, la cucharita y su plato. ¿Frío o caliente? ¿Duro o blandito? ¿Dulce o salado? ¿Se hunde el dedo o puede sujetarse con la mano? ¿Qué pasa si mezclamos los ingredientes que nos ha puesto papá en el plato? ¿Y si lo escupo todo?
La comida es un juguete maravilloso que puedes compartir con tu hijo. Lo disfrutará especialmente dentro de unos meses, pero al final del primer semestre ya empieza a divertirle mucho.
Comments